martes, 24 de enero de 2012

COMO VENCER EL DESANIMO 2DA PARTE

Nehemías 1:4 habla de seis reacciones que Nehemías tuvo, luego de hablar con sus hermanos.

Cuando oí estas palabras:

Oír no es ignorar los problemas. La pregunta es ¿qué necesito para solucionarlo?

¿Quiénes me pueden ayudar? ¿Cómo lo resuelvo? ¿Cuánto tiempo voy a estar con este problema? Y lo más importante de todo, ¿realmente quiero salir de esta crisis?

La fe no es la ausencia de las crisis, de los problemas. No eres menos o más espiritual por las crisis o los problemas que tienes.

La fe es el escudo que te rodea para que tu alma no sea perforada y seas vencido por el desaliento. El reconocimiento de tus problemas y querer salir de ellos es el primer paso para solucionarlos.

Me senté:

Sentarte es tomarte el tiempo para no desesperarte. Es darle lugar al choque emocional. Es sentir el dolor, el impacto. Es enfrentar a la soledad, es reconocer que te tocó a ti. Sentarte es darte permiso para dejar salir tus emociones, no reprimir lo que sientes. Sentarte es estar a solas con el Señor, hablarle, expresarle tu enojo, tu tristeza, tu debilidad, tu frustración, preguntarle a él: ¿por qué? Te sucedió a ti.

Cuando te sientas para expresar ese problema, estás preparando tu mente, tus emociones, tu espíritu y tu cuerpo para vaciarte y no quedar afectado por la amargura y el resentimiento.

Y lloré:

Llorar es darte permiso para sacar las tristezas, el dolor, el miedo, la impotencia. Llorar es expresar tus sentimientos, es darte permiso para gastar tus emociones. Al llorar no estás dejando lugar para los sentimientos de culpa, sino que estás liberando tu mente, tus emociones, tu espíritu y tu cuerpo de toda angustia y melancolía.

E hice duelo algunos días:

El duelo es una respuesta normal ante la pérdida de la salud, el fin de una relación importante, la pérdida de un ser querido, la pérdida de una casa, de una empresa, un desengaño, una desilusión. Recuperarse de una pérdida incluye aceptarla junto con su significado.

En medio del duelo puedes experimentar distintos sentimientos: rabia, culparte a ti mismo, ataques de llanto, latidos del corazón acelerados, sentir que lo que está ocurriendo a tu alrededor no es real, dolores de cabeza, hiperventilar: abrir la boca e inspirar aire profunda y rápidamente, y luego espirar con un suspiro, náuseas.

No puedes organizarte, no sientes hambre, hay pérdida de peso, agitación respiratoria, irritabilidad, tristeza, depresión, sensación de "falta de aire", sensación de presión en el pecho, cansancio, dificultad para concentrarse, dificultad para dormir.

El hacer el duelo hará que el dolor vaya disminuyendo, a medida que te sobrepones a estos sentimientos y puedas volver a empezar.

Y estuve ayunando:

Ayunar no es solamente dejar de ingerir alimentos. También es ayunar del pensamiento de que no puedes más, del rendirte, de dejar todo, no permitir que la desesperación inunde tu ser interior.

Ayunar es enfocar tu corazón, tu mente, tu espíritu y tu cuerpo hacia el Señor. Es buscar la paz divina, es querer oír la voz del Señor para saber cómo seguir y qué hacer. Ayunar es dejar todo pensamiento de derrota y de fracaso. Ayunar es acercarse al Señor para recibir una estrategia. Ayunar es buscar ser lleno del Espíritu Santo.

y orando delante del Dios del cielo:

Jesús dice: ¡Todo lo que le pidan al Padre en mi nombre, el Padre se los dará y todo lo que pidan en mi nombre, yo se los daré! Oración es expresarle al Señor todo lo que necesitas decirle. Es entregarle tus sentimientos, tus emociones, tus preocupaciones, es entregarle tu ansiedad y todas aquellas cosas que están en tu corazón y que no puedes compartir con cualquier persona. Oración es tomarte el tiempo que sea necesario para estar a solas contigo y con el Señor.

Estar delante del Señor es que el problema más difícil lo compartes con el primero, es hacerlo el socio de todas tus cosas y de todo emprendimiento que realices. Estar delante de Él es esperar las estrategias para vencer todos los obstáculos. La palabra de Dios dice: ¡La oración del justo puede mucho! Y tú eres una persona justificada y si te animas a creer que lo que estás pidiendo en oración lo recibes, entonces prepárate para lo mucho del Señor.

Luego de esto, se levantó y decidió entrar en la presencia del rey Artajerjes. Era necesario que el rey le diera el permiso y los recursos necesarios para reconstruir su ciudad. Y dice que el rey le dio todos los materiales que necesitaba, hasta carta de recomendación para los gobernadores de las ciudades, para que Nehemías se moviera en libertad.

El rey Artajerjes representa a las conexiones de oro que Dios te designa. Es la gente que tiene lo que necesitas. Son las personas en que puedes confiar. Son la gente que te ayudarán a escalar la montaña para que llegues a la cima. Son la gente que creíste que nunca te iban a ayudar y, sin embargo, hoy están contigo codo a codo.

Hay un Artajerjes que Dios designó para ti, alguien que te dará todos los recursos que necesitas para cumplir tu propósito, tu visión. La gracia de Dios hace que tengas una muy buena empatía con la gente.

Después que decidas levantarte, después que recuperes el aliento, como Nehemías, comienza tu tiempo de bendición para nunca más retroceder.

¡Vamos, recobra el aliento! Ya pasaste por todo el proceso, ahora es tiempo de levantarte y reconstruir todo lo que la crisis, las pérdidas, los rechazos, los abandonos, te robaron. Ha llegado tu tiempo de bendición. Es el momento para volver a reedificar todos tus sueños.

Jesús dijo: ¡Para el que cree todo es posible! ¡Y si dijo Todo, es porque es Todo!

Las mismas cualidades que tenía este hombre de fe, este hombre de Dios, las tienes tú. Nehemías supo sobreponerse al desaliento después de las malas noticias.

El ingrediente que el Señor puso en ti para vencer el desaliento se llama “carácter”. Es la forma en cómo te enfrentas a la vida. Tienes miedo, pero con miedo y todo enfrentas los problemas. Tienes dudas, pero siempre buscas la solución. La gente de carácter vive el dolor, pero no convive con el dolor.

El Salmo 1 dice: ¡Y lo que haces prosperará! Activa las capacidades que tienes, fortalece el potencial que Dios te dio, desarrolla y mejora las capacidades que están en ti y comienza a reedificar tus grandes sueños y el propósito de Dios. ¡Ciertamente el bien y la misericordia te seguirán todos los días de tu vida! ¡Naciste para Ganar!

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